Los imanes radicales, sin control en las cárceles por la falta de traductores

Desgraciadamente, son costumbres y actitudes que se repiten con el denominado «dogma de la auteridad». Porque como hemos visto en esta web, se venía recortando en ese campo. Y una cosa lleva a la otra y mira por donde, ahora resulta que tal vez hubiera sido de utilidad para evitar tragedias.

 

FALTA DE TRADUCTORES

  • Con el fin de evitar el control de Interior, han decidido no hablar árabe durante los oficios religiosos y hacerlo en dialectos para que no les traduzcan.
  • España carece de suficientes intérpretes en esas lenguas como para poder analizar las consignas que se lanzan en las salas de oraciones de prisiones.

Controlar los discursos de los imanes radicales en las cárceles no está siendo tan sencillo como se creía en un primer momento. A pesar que desde enero se han incrementado las medidas de seguridad, entre ellas grabar las intervenciones de los líderes religiosos, Interior no está evitando completamente que se cuelen consignas salafistas en las prisiones, según desvelan a lainformacion.com fuentes penitenciarias.

¿El motivo? Conscientes de este control, los imanes más peligrosos están dejando de hablar en árabe tradicional y están utilizando dialectos locales, como el shahmukhí o el pastún. «El problema es que España carece de traductores especializados en estas variantes del árabe. Y los pocos que hay no pueden asimilar esa carga de trabajo tan grande», explican estas fuentes.

Previendo este problema, Instituciones Penitenciarias ya presentó unconcurso público, a finales de 2014, para la contratación de un servicio de traducción e interpretación para los reclusos extranjeros con el fin de revisar en profundidad las conversaciones de aquellos reclusos vinculados al yihadismo. «Los resultados no están siendo como esperábamos. Es complicado encontrar a personas con el perfil que buscamos», reconocen.

Traductores del Ejército español en Afganistán

Sin embargo, sí existirían, según denuncian los intérpretes especializados en este idioma, personas que pueden realizar esta tarea, aunque reconocen que muchos, por desconocimiento, no se han presentado al concurso de Instituciones Penitenciarias. Son los traductores que sirvieron al Ejército español cuando estuvo desplegado en Afganistán.

Arriesgaron su vida para servir al Ejército español y el Gobierno se resistió a acogerles en 2013, tras la retirada de las tropas. La gran presión social obligó al Ejecutivo a rectificar y a proporcionar asilo a algunos de ellos, una treintena, aunque no a todos. Ahora muchos se ven en la calle, sin poder volver a su país por la amenaza de los talibanes.

Células yihadistas formadas en las cárceles

Pese a todo, Interior tiene claro que las cárceles son un principal foco de radicalización. No en vano entre el 2001 y el 2002 la célula de «Mártires por Marruecos», que se formó en Topas (Salamanca), estaba bajo la influencia de dos presos integristas que oficiaban como imanes: Mohamed Achraf y Addila Mimon.

Quizá por ello, desde este año, cualquier religioso que quiera entrar a una cárcel deberá entregar a Interior «un certificado de la iglesia o comunidad de la que dependa, con la conformidad de su respectiva federación o comisión, que acredite que la persona propuesta pertenece a dicha iglesia y que está dedicada con carácter estable al servicio religioso».

Programa de Intervención con Internos Islamistas

Además, España ha puesto en marcha el “Programa de Intervención con Internos Islamistas”, es decir, un programa de vigilancia y de seguimiento para estos presos. ¿Cuáles son los objetivos? Por un lado evitar procesos de captación, reclutamiento y radicalización y preservar la seguridad interna, y por otro, garantizar que los reclusos no cometerán actos terroristas y respetarán la ley cuando cumplan su condena. Ya hay al menos 186 presos incluídos en este listado.

“Se puede perfectamente evitar esa contaminación ideológica. Sería un fracaso de los Estados democráticos y de Derecho que las personas que están cumpliendo una condena aprovechen ese tiempo para ejercer actividades de proselitismo a personas que no tienen ese origen. Eso ya son técnicas de Instituciones Penitenciarias para tenerles convenientemente aislados e impedir que se produzcan ese tipo de actuaciones. Se puede garantizar que el tiempo en prisión no sirva para incrementar la peligrosidad de las personas”, explicó Rafael Catalá, ministro de Justicia en una entrevista para L’Observateur du Maroc.

 

Artículo de la informacion.com

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