Hay que decirlo bien alto y claro, porque como ocurre con la muerte, parece que la pobreza es algo que no existe en nuestra sociedad, o que es algo meramente lateral y secundario.
Nada más lejos de la realidad, pues las estadísticas no mienten tanto en datos de espanto para el tercer mundo, y lo que nos toca de lleno: datos de vértigo para el primer mundo y de escándalo en particular para España.
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