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“Modificar el título de un clásico es algo no exento de problemas, pero ciertamente de rabiosa actualidad en nuestros días. Por ello no me cabe duda de que quienes optan por traducir la obra de Franz Kafka como ‘La transformación’ han reflexionado sobradamente al respecto y optado por el cambio pensando, seguramente, en que este término la dota de un carácter de narración doméstica, urbana y biográfica, y no mitológica”, asegura el crítico literario Jordi Llovet.

Al parecer y aunque no sea evidente, de la metamorfosis a la transformación hay mucho trecho y el tema del abrupto cambio ha generado diversas opiniones y ha herido muchas susceptibilidades, agrupando a los conocedores, expertos y fanáticos de Kafka en dos bandos ubicados en distantes orillas.

Considerar error un título que ha generado corrientes de pensamiento, ensayos y analogías y que hace parte de la cumbre de la literatura universal es demasiado arriesgado, tocar un clásico es atacar de alguna manera la tradición literaria.

Sin contar con que cada autor escoge con cuidado las palabras que utiliza en sus obras y por supuesto el título, ya que es el encargado de transmitir en síntesis el contenido literario de la obra, es una carta de presentación, es lo que engancha al lector, un llamado al descubrimiento, al conocimiento, es una invitación.

¿Da lo mismo?

“Metamorfosis” y “transformación” son exactamente lo mismo: “la primera es voz de raíces griegas, y la segunda, de raíces latinas. Kafka pudo llamar a su narración Die Metamorphose, pero prefirió llamar a su cuento Die Verwandlung, que es una palabra del más corriente alemán, como ya advirtió Jorge Luis Borges. También Gabriel Ferrater, que conocía bien la lengua alemana y el universo literario kafkiano, denominó ‘La transformación’ a ese relato de Kafka en las páginas preliminares de su traducción de El proceso al catalán”, dijo Jordi Llovet encargado de la edición de las Obras completas de Kafka en Galaxia Gutenberg.

Pero ¿realmente da lo mismo? Es un interrogante que difícilmente se va a resolver mientras se dispute el nombre de la obra de Kafka, ya que más allá de tener el nombre correcto y más apegado a la traducción, la disputa radica en el ímpetu de tocar un clásico en su parte más sensible, el título. Aunque por temas de traducción la metamorfosis termine siendo una transformación, lo único certero es que el contenido constituye una obra que seguirá siendo una de las más influyentes de la literatura universal.

 

Desde El Espectador

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